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Con el ánimo de generar espacios de transición que favorezcan el relacionamiento de los usuarios, generen ámbitos iluminados y ventilados naturalmente, y zonas de esparcimiento y descanso, se ha optado por la incorporación de estos “puntos de encuentro” entorno a las escaleras de circulación.

La definición de un sitio de reunión y encuentro, donde la forma se adapta a la función y ergonomía. Este elemento que se materializa mediante la prolongación y adaptación a la función de “asiento”, de los paramentos que estructuran y organizan los espacios de circulación vertical del edificio.

En lugar utilizar elementos seriados y prefabricados, para otorgar la función de zonas de esparcimiento y descanso, se ha optado por conferir valores locales y valorizar el trabajo artesanal, mediante la realización in situ de un elemento que sirva para esta función, configurado mediante la utilización de revestimientos de chapa de acero negro laminado en frío sobre tablero. La idea de priorizar la incorporación de actores y técnicas locales, introduce, desde el proceso de construcción, una dimensión cultural y patrimonial que trasciende el estricto sentido técnico de la obra. Esto se manifiesta mediante una preocupación por humanizar “procesos de producción”, atenuando la incidencia de sistemas puramente industrializados que no requieren la intervención humanan, e intensificando la de aquellos sistemas que priorizan la técnica sobre la tecnología. Esto evidencia la callada presencia de operarios cuyo cuidado trabajo le otorgan personalidad y singularidad al edificio y sus diferentes espacios.